Desconocidos
La infancia terminó el último día en que corté margaritas y dalias rojas di una vuelta a la plaza y me despedí de aquella casa blanca con ventanas verdes Cuando volví hubo un velorio y fue el día más amarillo que se haya visto Yo vestía de blanco las señoras susurraban los más chicos corrían por ahí Entonces caminé por el camino pedregoso me senté en el tapialcito pero no tuve fuerzas para entrar Había aparecido la certeza de que a pesar de los años éramos un puñado de desconocidos