Un día crecí y la casita
que creía grande
-muy grande-
me quedó chica .
Fue con el paso lento de los años
que me animé
a pisar fuera de lo conocido.
Y para que voy a mentir :
regresé con más dudas que certezas.
Volví , de puntitas
 y con las patas embarradas
y el rancho estaba humeando,
como quién dice la cosa.
¡No sé qué cosa!
La existencia
-evidentemente-
 es compleja .
Entendí que el mundo
no se regía ,ni se dividía
por oposiciones ni binarios .
No es uno o cero.
La realidad no es como
el álgebra de Boole ,
ni como la trigonometría.
La vida , me parece
más como la lengua;
heteróclita y multiforme.
¡Qué dilema relativizar!
Si para habitar la tierra
no necesitás suscribirte
al realismo ,ni al idealismo.
Yo , que soy un sujeto
discursivo y subjetivo
me reconozco
en mi humanidad.
Y algunos dirán que si
no te cabe como pienso;
sos el otro de mi enunciación.
Que, como dicen, no hay mal
que por bien no venga.
¿Y para qué tanto discutir?
Un par de vueltas por el barrio
bastan para confirmar
que el conocimiento
no es solo construcción;
puede ser experiencia,
puede ser  ilusión.
Ni vos ni yo sabemos nada.
Nadie sabe nada.
No sé ni cómo entrar a la casa.
 No sé si debo entrar por la puerta
o volando por la ventana.
No sé si los viejos
son los que tienen la razón.
Sé muy poco ,pero sé que iglesia
no es lo mismo que religión,
que dogma no es lo mismo
que educación,
que atropellar
no es lo mismo que tener autoridad.
Sé que mi moral,no es tu moral.
Sé que pronto -muy pronto-
tengo que rajar de acá.
Sé que fuerzo-y me esfuerzo-
pero el hilo está muy tenso.
Hay algo más que no es el aire

de violencia y ,está denso.
Yo , que me planté me planto
y me seguiré plantando
como firme enunciadora.
Doy un cierre a tan humildes versos.









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