Miedos invisibles
El encierro más pesado
es el de este cuerpo
del que soy
por temporadas
extranjera.
Incómoda
paso horas
auscultando
bajo la piel;
palpando
en busca de
bultos o asperezas;
atendiendo
a los dolores
y molestias;
asistiendo
a la experiencia
sin saber
qué padecimiento
es real o imaginario.
Me conforta el botiquín:
gasas,
corticoides,
vitaminas,
antialérgicos,
pomadas,
ansiolíticos,
agua oxigenada
y analgésicos.
Repito
el inventario
como una plegaria.
Repaso
la única forma
que hallé
de hacerle frente
a lo que no espero.
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